El verano y las famosas dietas “milagro”

Un año tras otro, en cuanto empieza a acercarse el buen tiempo y los primeros tintes del verano llegan a nosotros, la gente empieza como loca a buscar por todos lados las famosas dietas milagrosas: sí, ya sabes, esas que hacen que pierdas un montón de kilos en una semana, e incluso las ahí que te aseguran que no los volverás a pillar si sigues unos simples consejos. Y aunque todo el mundo parece estar de acuerdo en que no sirven para nada y son un camelo, no hay manera: todo el mundo las busca, y todos, de frente o en secreto, acaba probando una u otra, sólo “por si acaso”.

Aunque todos parecemos estar de acuerdo en que la obesidad es un problema de salud serio que hay que controlar con una alimentación adecuada y ejercicio moderado, siempre bajo la supervisión médica, al llegar la época veraniega todos nos seguimos enganchando a estas dietas que, aparte de no ser demasiado saludables y poder crearnos problemas, no sirven para nada. Pero es que a nadie le gusta ir quitándose la ropa con la llegada del calor y descubrir que empiezan a aparecer unos antiestéticos michelines. ¿De dónde han salido?, solemos pensar, y entonces perdemos la cabeza y queremos eliminarlos a como dé lugar. La solución rápida siempre es la más fácil, pero no la más eficaz, pero aún así no nos importa probar una cosa u otra, siempre con la esperanza de perder aunque sean unos cientos de gramos, para no acabar con la ilusión, más que nada.

Por supuesto, no sirven de mucho, y eso por no decir para nada. Pero las chicas jóvenes se pirran por cosas como estas, aunque no tienen mucho sentido, porque, si no hubiera jovencitas rellenitas, ¿cómo iban a existir las maduras gordas?  Está claro que la genética tiene mucho que ver con la obesidad en la edad adulta, y lo solemos arrastrar desde la adolescencia; y son muchos los jóvenes, chicos y chicas pero más estas últimas, que intentan quitarse esos kilos demás no con unos hábitos saludables, sino a la fuerza con alguno de estos regímenes. Muchas veces vienen recomendados por gente famosa, pero seguramente cobran por esa publicidad, con lo cual tampoco se les puede dar mucha credibilidad; y otras nos los quieren meter por los ojos haciéndonos creer no solamente que vamos a perder peso, sino que además tienen otros beneficios para la salud, cosa que muchas veces tampoco es cierta (aunque habrá suerte si por lo menos nos deja como estamos y no nos trae ninguna complicación).

En fin, a pesar de hacer un flaco favor a todas las webs y sitios de anuncios físicos que existen, tengo que decir que poco a poco, la afluencia de interesados hacia estos asuntos se va desinflando poco a poco. ¿Se puede seguir confiando en que el verano atraerá a interesados, y se podrá conseguir ingresos gracias a este tipo de anuncios? Claramente hay que dar un sí, pero debemos tener en cuenta que, una vez terminado este período, todo volverá a la normalidad, con lo que estaría bien tener un plan alternativo.